El inglés está considerado el idioma global de comunicación. Por ello, el bilingüismo cada vez gana más presencia en la educación desde edades tempranas. Analizamos cuáles son las ventajas de aprender inglés en la infancia.
El inglés está considerado el idioma global de comunicación. Por ello, el bilingüismo cada vez gana más presencia en la educación desde edades tempranas. Analizamos cuáles son las ventajas de aprender en inglés durante la infancia.
Tanto en nuestro entorno profesional, como en nuestra vida personal, este idioma se ha convertido en una herramienta imprescindible para comunicarnos sin barreras a lo largo del planeta. Actualmente, el inglés está presente en los programas educativos de muchos ciclos de Educación infantil, aunque esto no siempre ha sido así.
“Se puede aprender un idioma a cualquier edad, pero algunas facetas lingüísticas, como la pronunciación, se desarrollan mejor cuanto más temprano sea el aprendizaje del idioma por lo que a una persona que comience a aprender un idioma de adulto le será más difícil llegar a «sonar» como un nativo”, señala Beatriz Barrantes, directora académica del Máster en Educación Bilingüe de UNIR.
¿Qué habilidades se desarrollan al aprender en inglés durante la infancia?
El aprendizaje de un segundo lenguaje desde el nacimiento tiene múltiples ventajas, tanto desde el punto de vista cognitivo, como desde el punto de vista académico y social.
- – Aumenta la capacidad para aprender dicho idioma. La enseñanza en inglés desde edades tempranas fomenta el bilingüismo y hace que el menor pueda aprender este y otros idiomas con mayor facilidad.
- – Se potencia el desarrollo cognitivo del niño. Combinar la lengua materna con una extranjera ayuda a programar los circuitos neuronales del menor. Su mente se vuelve más flexible y ágil, lo que desarrolla su rapidez mental.
- – Mejora el rendimiento académico posterior. Expresarse en dos idiomas desde su infancia mejora la capacidad comunicativa del niño y hace trabajar a su cerebro en otras habilidades como la concentración selectiva y la mejora en resolución de problemas.
- – Abre puertas culturales en el futuro. Ser bilingüe en un mundo globalizado facilitará el desarrollo social y laboral del menor, además de mostrarle la existencia de otras culturas diferentes a la suya.
¿Cuál es la mejor edad para aprender un idioma?
Exponer al niño a un idioma extranjero desde la primera infancia (desde su nacimiento hasta los cinco años) es el mejor acercamiento a la hora de fomentar su bilingüismo. Dada la plasticidad del cerebro de un bebé, cuanto antes se comience con el aprendizaje de un idioma, mejor será su desarrollo posterior.
Además, aunque el menor no practique este lenguaje durante un tiempo, puede retomarlo en la edad adulta con más facilidad que otro niño que no haya sido expuesto a un idioma extranjero en su primera infancia. Esto es debido a que el cerebro guarda los conocimientos adquiridos en los primeros años y es capaz de recuperarlos en la etapa adulta.
Técnicas para aprender inglés en edades tempranas
La mejor técnica para fomentar el aprendizaje en inglés durante la infancia es integrar este idioma en la rutina diaria del menor. Para ello, sus padres o cuidadores deberían hablarle en esa lengua tanto como se pueda. También pueden leerle cuentos e historias, ponerle canciones o fomentar juegos en inglés. “Todo ello desde una perspectiva lúdica y teniendo en cuenta los intereses del niño”, recomienda la experta en educación bilingüe, Beatriz Barrantes.
Existen diferentes modalidades a la hora de aplicar esta técnica. La más habitual es la One Person One Language (OPOL), en la que solo uno de los progenitores habla en un idioma diferente al niño, mientras que el otro lo hace en la lengua materna o paterna. Otro método es el Minority Language at Home, donde toda la familia utiliza el idioma minoritario en casa (por ejemplo, el inglés, aunque la familia sea española), ya que los menores pueden aprender el idioma mayoritario fuera de su hogar.
Una tercera opción es el ‘tiempo y lugar’. Esta técnica se utiliza en muchas escuelas bilingües e implica que durante unas horas se habla un idioma y a continuación otro. El último modelo sería una política de idiomas mixtos, donde se emplea el idioma elegido en función de la situación.
Este artículo fue publicado originalmente en UNIR. Leer el original